La Humildad, la Máxima Virtud del Amor.
Con frecuencia observo a las parejas discutir en mi consultorio. Mientras las escucho, analizo ¿Qué hay detrás de esas diferencias? Y llego una y otra vez a una misma conclusión: Orgullo. Una imperiosa necesidad de tener la razón, de ser reconocidos, de tener el control y poder de la relación de amor. Cuando veo que cada uno se aferra a su posición, a sus creencias respecto a cómo deben ser las cosas, cómo debe portarse el otro, como debe cambiarse al otro, cómo debe ser el otro, veo con profunda tristeza que quizás no haya mucho que hacer con esa pareja.
Sin embargo, para eso estamos los terapeutas de pareja, para ayudarles a mirar no al otro, no lo que el otro debería darles, no lo que el otro debería modificar presionado por la necesidad de quien se queja amargamente… sino para ayudar a cada uno a descubrirse a sí mismo, a amarse a sí mismo, a enamorarse de sí mismo, para empezar a considerar el amar profundamente al otro como merece, justo como merece quien decide amarse primero.
¿Por qué afirmo que la máxima virtud del amor es la humildad?
Porque cuando una persona cree que ella es lo único, lo máximo, lo más cercano a la perfección, habla desde su ego, no desde su corazón.
Y el corazón generalmente habla en un idioma distinto. No habla siente. No piensa, actúa en aras del máximo amor. Se comunica a través de la aceptación, y de darle al otro la oportunidad de irse transformando en algo mejor que lo que era antes...
Cuando dos personas que decidieron unirse para formar una familia, un buen día abren los ojos y se dan cuenta que el otro no es, ni será la fuente eterna de amor, ni podrá llenar todas las expectativas ni necesidades del otro, comienzan los pleitos, las demandas, las exigencias detrás de las cuales, el EGO grita:
¡Tú no eres de quien yo me enamoré!!
¡Me engañaste, me hiciste creer que podía sentirme feliz eternamente, porque tú me dabas lo que yo desesperadamente necesitaba: cariño, aceptación, admiración, respeto, reconocimiento…sentirme mejor de lo que yo creía que era! .
Una vez leí una frase que resume esta idea: “te amo por cómo me siento cuando estoy contigo”….??
De allí que cuando la pareja deja de atendernos como al principio, cuando comienza a mostrar sus limitaciones, cuando comienza a pensar más en si misma que en uno, viene el enojo, la frustración, el odio y rencor, la hostilidad, el reclamo.
Entonces, ¿de qué se trata amar a otro?
Bueno, yo mencionaba que la humildad es la máxima virtud, me atrevo a afirmar esto porque en el momento en que detenemos la voz de nuestro ego, podemos a escuchar la voz de nuestro corazón, que nos permite darnos cuenta de lo imperfectos que somos, lo limitados que estamos para amarnos primero a nosotros mismos y luego a alguien más…
Ser humildes para aceptar que lo único que podemos transformar es a nosotros mismos. Si iniciamos ese hermoso camino hacia el auto descubrimiento y el auto amor, algún día podremos maravillarnos de nuestra propia divinidad, de todo lo que podemos ser y hacer, y por lo mismo, de lo hermoso de ver en nuestra pareja, esa misma evolución que le llevará a ser todo lo grande que pueda ser.
El otro no tiene por qué cambiar, si no quiere...
Pero ¿Qué pasa si en lugar de querer cambiarlo, te atreves a revisar con toda humildad, qué mejoras, reparaciones, renuncias tienes que hacer para convertirte poco a poco en alguien mucho mejor de lo que hoy eres? Entonces estarás en el camino hacia tu propia evolución. Y ¿sabes? Nadie puede evolucionar por otro...
Gracias nuevamente Jazmin!
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