domingo, 7 de septiembre de 2014

La verdadera corrupción en el ser humano.


"La corrupción es un fenómeno social que ataca a cualquier rubro y a cualquier clase social, se presenta por la intención de enriquecerse a costa de las demás personas".

Les invito a visitar el sitio para ampliar este tema: 



Sin embargo, existe una realidad. No existiría tal, si no hubiera carencia de moral acerca de lo que es correcto y lo que no lo es.

¿Por que hablo de la verdadera corrupción? porque esta se da en un lugar donde las personas consideran que no pueden obtener lo que quisieran de una forma lícita.

Por un lado está el hecho de que exista un sistema de gobierno que permita que las reglas sean elaboradas por quienes se benefician de las mismas, favoreciendo la corrupción en el ejercicio del poder. Por el otro lado la percepción distorsionada de que es más listo, inteligente y audaz, aquel que saca provecho de su situación privilegiada, sin pensar en que todo lo que se obtiene en grandes cantidades, es quitado a muchas otras personas.

Pero lo mas preocupante es que entre menos conciencia moral tiene un pueblo, mas se agrava el problema.

La verdadera corrupción viene como resultado de algunos factores:

1. Ausencia de valores morales. Estos deben ser inculcados durante la niñez, al enseñarnos a respetar lo ajeno y no aprovecharnos de los demás.

2. Actitudes de soberbia y egoísmo, que suelen también desarrollarse en la infancia, en la que alrededor de los 3 años, el niño piensa que él es el centro y amo del universo, que no existen los demás, y que todo debe ser a su conveniencia y capricho.

3. Incapacidad para poder defenderse ante las cosas injustas, ilícitas. Debiendo recurrir a otras instancias que en ocasiones no defienden la verdad. 

4. Ausencia de empatía. Es una cualidad de una persona madura y evolucionada. Cuando una persona parece no ver el daño que hace a los demás, y que buscando su beneficio personal evita reconocer su participación.

5. El ver con ojos condescendientes las acciones indebidas cuando se reciben los beneficios.

Pero lo más preocupante es saber que muchas personas serían capaces de aprovecharse de su cargo o puesto para obtener privilegios y beneficios económicos sin sentirse avergonzados...

Decía una vez una persona:

"La corrupción la hacemos todos".

Lo mas triste es pensar que vinimos a la vida a enriquecernos. A llenarnos de lujos materiales. A recibir la pleitesía, adulación, admiración de otros.

Pero nos equivocamos.

Hay una etapa en el desarrollo moral, en la que el niño pequeño debe sentirse avergonzado cuando comete una acción indebida. Debe recibir el justo castigo por su acción equivocada.Generalmente ese regaño o castigo lo imponen sus padres o quienes lo cuidan. El niño al sentirse señalado, se avergüenza, a veces llora. Trata de esconderse. Y procura no volver a fallar.

Ahora imagínense que las personas que debieran regañarlo (sus padres, por ejemplo) se vieran sobornados por el niño para que no lo regañen. Supongamos en este caso hipotético, que el niño de 10 años se roba un celular de un compañero de la escuela. Es un celular muy caro, y la madre quien no lo puede comprar, al verlo, se lo quita, ni pregunta de donde lo tomó. El niño le miente diciendo que lo encontró tirado. La madre intuye que no es verdad, pero no le dice nada, únicamente le cambia el chip y se queda con él.

Ambos se corrompen. ¿Quien entonces podría detener esto?

No hay posible solución, cuando de una forma o de otra a nadie le parece mal recibir privilegios aunque en el fondo se sabe que es incorrecto lo que se hace.

Ejemplos hay infinidad.

Pero no pretendo juzgar a nadie en especial. Solamente invitar a la reflexión.

El alma de un ser humano se va corrompiendo con cada nuevo acto de abuso de poder, o de dinero. Creémos que no tendremos que pagar nunca lo que hacemos.

Pero nuevamente, NOS EQUIVOCAMOS.

Cuando no existe la justicia humana. Existe la divina.

Todos alguna vez, deberíamos preguntarnos:

¿Cuantas veces me he aprovechado de la ignorancia de los demás?

¿Cuantas veces he obrado con malicia, abusando de mi poder económico o social?

¿Cuantas veces he pensado solo en mi beneficio, sin querer pensar en cómo afecto la vida de los demás, con mi indiferencia, o sentimientos de frustración?

¿Cuantas veces he buscado el camino fácil, el del no esfuerzo, para enriquecerme de forma escandalosa, creyendo que puedo atesorar lo que no me voy a poder llevar, cuando me muera?

¿Cuantas veces he robado a personas que creen en mi palabra, a sabiendas que lo que les ofrezco no es cierto, ni les va a funcionar jamás?

Estas preguntas son muy fuertes, y quizás ni siquiera te atrevas a leerlas.

Pero cada hombre tiene una conciencia, por débil y pequeña que parezca. Cada hombre tiene un juez que vigila lo que hace, aunque ante los ojos humanos, no parezca ser percibido.

Ese juez es nuestra propia alma.

La que sabe quienes somos. La que no puede ser engañada, mucho menos comprada. La que solamente presencia el fruto de nuestros actos y sus consecuencias futuras.

Si obramos con generosidad, respeto, amabilidad y ética. Nuestra alma lo sabe.

Si obramos con mezquindad, abuso y soberbia. También lo sabe.

Y tarde o temprano, de una forma o de otra, cosecharemos aquello que hemos sembrado.

El alma cuando se corrompe pierde lo humano. 

Y Dios a pesar de todo nos invitará a través de una experiencia que quizás parezca extrema a regresar a EL. al reencuentro con esa Divinidad que quizás logre persistir, si nos damos cuenta a tiempo.

Que tus pensamientos, palabras y obras, sean tu verdad mas elevada.

Oro de todo corazón porque así sea.



















lunes, 1 de septiembre de 2014

El valor de ser Tu mismo.





Qué importante es comenzar ese hermoso camino hacia tu interior.

Pero a la vez, ¡que reto tan grande, poder conocernos poco a poco, sin miedo, sin culpas, sin sentirnos mas ni menos que nadie!

Hay varios momentos en la vida en los que tendríamos que detenernos a explorar nuestros verdaderos sentimientos, motivaciones, creencias. Estos aparecen cuando pareciera que nos fallamos a nosotros mismos. Cada vez que no escuchamos nuestra voz interior, esa voz maravillosa que nos conecta con nuestra parte divina y que acallamos muchas veces detrás de la máscara de nuestro ego.

Ya en otro artículo hablábamos del EGO, y como al no conocerlo e incorporarlo en nuestras vidas de manera moderada, se convertía en el amo y señor de nuestras decisiones dejando sus efectos en nosotros y en los demás.

Esa parte que se oculta pretendiendo no existir en nuestra vida y que Carl Jung le llamaba Nuestra sombra.

No es sencillo acceder a nuestra parte oscura o secreta. Muchas veces ni siquiera estamos conscientes de que la tenemos. Y parece que nos empeñamos en mostrar de forma muy persistente nuestra parte luminosa. Nos volvemos -sin darnos cuenta- unos perfectos actores que aparentamos lo que nos gustaría ser pero aun no somos.

Cuando nos refugiamos detrás de nuestra apariencia y pretendemos enseñar lecciones que aun no entendemos, proclamamos verdades que no asimilamos, y lo más triste, negamos nuestras miserias, nuestros deseos frustrados...y solemos juzgar en los demás, lo que no toleramos en nosotros mismos.

Nuestra existencia es tan corta, pero no conocemos el camino por el cual debemos transitar. Evitamos en lo posible entrar en las profundidades de nuestro ser, intentando quizás no asustarnos con lo que pudiéramos encontrar...

Nos escondemos detrás de nuestras aparentes posesiones, de belleza física, dinero, conocimiento, poder externo... detrás de nuestros dogmas, a los cuales nos aferramos por ser lo único que parece darnos algo de seguridad.

Pero detrás de todo eso. Esta nuestro SER.

Ese que sabe de su divinidad, que no conoce tiempo, ni espacio. Que no juzga. Que simplemente es. Que trasciende a las situaciones. Que ve al resto como parte de el mismo. de si mismo.

Que trata de mostrarse en algunos momentos cuando la armadura esta distraída. Cuando se ve a través de nuestras miradas tiernas, puras y limpias del niño o niña que aun vive dentro.

Pero, de pronto, el Ego se da cuenta, que hay posibilidad de sufrir, de sentir intensamente las cosas, de ponernos a llorar como niños, de mostrar nuestros miedos, nuestras angustias, nuestros deseos mas fervientes... y vuelve a ponerse su careta. Dejándonos huecos, vacíos, como si nuestra alma se fuera.

Comenzar a caminar, desde donde te encuentres, intentando escucharte en el silencio del alma.

Shhh... guarda silencio.

Deja que ese HERMOSO SER, se comunique.

Se, quien eres. no temas, porque existes por algo, por alguna razón y solo en el silencio, CONOCERÁS LA RESPUESTA.

y CAMINANDO, ENCONTRARAS LA DIRECCION.

¡Buena suerte viajero amigo!





Me lanzo al ONLINE

Holaaaa... Me da mucho gusto saludarte luego de un buen de tiempo que no pasaba por aquí... Te cuento que este ha sido un año maravi...