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sábado, 12 de julio de 2014
Lágrimas de sufrimiento o lágrimas de crecimiento. ¿Cómo lloras tu?
¡Hola mis muy queridos lectores!
De pronto, hoy quise compartir una buena reflexión acerca del llanto.
Y me dije: ¿como explicar los tipos de llanto? Y decidí ir poniendo ejemplos específicos que nos puedan servir para encontrarle sentido a nuestras lágrimas.
El llanto es el primer recurso del bebé cuando necesita comunicarse con su mamá, cada vez que le hace falta algo. Es su forma de decirle: "Hazme caso, necesito esto o lo otro". Es comprensible que los bebés para todo lloren. Ya que no cuentan aún con el recurso del lenguaje. Su llanto cuando no es atendido prontamente y bien, se vuelve un llanto amargo, desesperante, desconsolado.
Este bebé que no es atendido como se debe, va desarrollando un sentimiento feo de impotencia, que le lleva a tener que literalmente berrear para ser atendido. En los peores casos donde la madre o quien le atiende no le hace caso, aprende a desconectarse, quedándose dormido o evitando decir con el tiempo lo que necesita (una vez que aprende a hablar).
Esta persona al crecer, pudiera llegar a entristecerse fácilmente, desarrollando un sentimiento de poca valía e hipersensibilidad.
Entonces personas que son muy sensibles al rechazo, a la crítica, a la falta de atención, pudieran necesitar muchísimo cariño y protección.
Lo cruel de esta situación es que precisamente por estar sedientos de cariño, se aferran a cualquier persona que les brinda unas gotitas o migajas de afecto.
Y al aferrarse como única fuente o tabla de salvación, demandan, anhelan, o esperan que la otra persona les brinde todo lo que desde bebés les hizo falta.
Y viene entonces el eterno llanto desconsolado. ¿Quien pudiera ser la fuente de amor infinito incapaz de hacernos daño, de hacernos sentir mejor de lo que creemos ser, por siempre?
NADIE.
El llanto de impotencia y desesperación es la manifestación de un sentimiento añejo. Que por no enfrentarse, reconocerse o trabajarse en su momento, se vuelve una forma de vivir.
Todos tarde o temprano sufrimos pérdidas, el rechazo de alguien querido, la indiferencia, burla, o desprecio de otra persona. Pero nuestro llanto es simplemente momentáneo. Unas lágrimas durante un tiempo finito. El llanto de alguien que no para de sufrir, solamente se explica aceptando que esta llorando todo lo que ha sufrido sin poderlo enfrentar.
A esto le llamaría las LAGRIMAS DE SUFRIMIENTO.
Del otro lado, están esas lágrimas que solemos dejar salir cuando un buen día NOS DAMOS CUENTA de los errores que hemos cometido. Las cosas que no supimos resolver en su momento. De las limitaciones con las que fuimos criados. De las oportunidades que hemos dejado ir, por no estar suficientemente preparados para aprovecharlas.
Lágrimas que brotan del fondo de nuestra conciencia cuando comenzamos a reconocer que hemos tenido un buen grado de responsabilidad en el sufrimiento vivido.
Cuando aceptamos que ya no queremos seguir viviendo igual y nos proponemos tomar acciones nuevas.
Muchas veces en el consultorio veo este tipo de lágrimas, y me alegra mucho. Cuando un ser humano se atreve a ver dentro de él mismo. Cuando es valiente y deja de luchar tontamente tratando de justificar sus viejas conductas. Cuando reconoce el desperdicio de tiempo que tiene el no querer componer las cosas que hasta el momento no le han dado resultado.
Esas valientes y enriquecedoras lágrimas son la expresión viva del despertar de nuestra conciencia.
Cuando logramos decir algo como: "Dios mío, no me había dado cuenta!!"...
Como decía el otro día una querida paciente, quien mencionaba que cada vez que llegaba a su consulta sabía que le iba a doler darse cuenta de algo...Sin embargo, como todo en la vida. Cuando tratamos de sanar una vieja herida, es doloroso tener que mirarla. Recordar lo que se hizo o dejó de hacer. Pero es indispensable para crecer.
Con el tiempo, y una vez que se va tomando en las manos la responsabilidad de nuestra transformación, las cosas se aclaran. Las heridas sanan, y aunque a veces quedan algunas huellas, no son tan importantes una vez que se acepta, que si se cometieron errores, fue porque había que experimentar muchas cosas antes de decidirnos a elegir las mejores.
Estas lágrimas les llamo: LAGRIMAS DE CRECIMIENTO.
¿Cómo lloras tú?
Tu amiga:
Psicóloga Laura Reyes
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