Síndrome del “Producto Terminado”
Con frecuencia escucho a las personas quejarse de que conforme avanza su edad cronológica, se van sintiendo cada vez menos capacitados para realizar tareas que requieran grandes esfuerzos físicos y/o mentales. Personas que cuando se acercan a la edad de los 50, se quejan de múltiples dolencias y achaques, lo cual lo relacionan con el deterioro natural por el paso de los años. Eso que le llamamos “Envejecimiento”. Sin embargo, hoy quiero hablarte querido lector(a) acerca de lo que le he denominado “Producto Terminado”. Es cuando una persona cree que ya no tiene nada nuevo que aprender, ninguna rutina nueva que intentar, nada que necesite atención, disciplina y esfuerzo de su parte. Entonces es como si al avanzar los días, pretendiera detener el paso del tiempo, deteniéndose él o ella misma.
Te pongo una analogía: imagina un lugar donde hay un rio lleno de agua cristalina, para que el agua se mantenga limpia, requiere varias condiciones: 1. Renovarse continuamente, intercambiando agua con otras corrientes, 2. Estar en movimiento constante, o sea No detenerse; 3. Evitar llenarse de basura, restos de materia que lo inunden e intoxiquen. Traducido a la vida de un ser humano, sería algo como esto: 1. Abrirse a nuevas ideas (Renovarse), no aferrarse a viejos esquemas que a veces ni siquiera le funcionan. 2. Atreverse a explorar nuevos temas, disciplinas, ejercicios (No detenerse) y 3. Evitar cargarse de cosas tóxicas (pensamientos derrotistas, personas negativas que le contaminan (Evitar la Basura Mental y alimenticia).
Ahora, siguiendo con el ejemplo del rio, si el agua del río se detiene, se “estanca” y termina por enturbiarse, apestarse y a veces hasta desaparecer.
Recientemente me inscribí en unas clases, donde los compañeros son jóvenes mucho menores que yo, (sus edades oscilan entre los doce y 19 años)…Toma nota de que me dije a mi misma ¿“joven”?, ¡Claro! Porque joven es quien se atreve a seguir aprendiendo sin importarle la edad que tenga!...Claro te comento que nuestro profesor va muy de prisa, ya que la clase es diaria y de tan solo una hora… No queda otra más que acelerar el ritmo o quedarse “mirando como el chinito” mientras el mundo evoluciona.
Creo que la clave de la “Eterna Juventud” no radica en que tengas que operarte la cara para aparentar una lozanía que no tendrás jamás de manera externa, si en tu diario vivir conservas actitudes rígidas, cerradas y poco tolerantes hacia las ideas nuevas.
¿Qué te hace falta para renovarte? Quizás empezar por tirar a la basura esas “viejas ideas” de que con la edad, viene irremediablemente el deterioro. El deterioro llega con la actitud de “ya no voy a hacer nada por mi porque no servirá de nada”… Estas equivocado(a), nuestro cuerpo es perfecto, si lo atendemos como se merece, dándole un trato digno, cultivando esas cualidades que tienen los niños, y que con los años se van perdiendo: capacidad de asombrarnos, de disfrutar de cada día como algo diferente, de aprender de cada cosa y ser vivo con el que nos topemos, Aceptar que quizás no siempre tendremos la razón, pero que si nos abrimos a los demás, aprovecharemos la información que nos brinde nuevas oportunidades.
Hay varias personas que admiro por su entusiasmo y vitalidad, una de ellas, es mi madre que por cierto felicito a través de este espacio porque cada primero de abril cumple años de edad, y que año con año organiza su fiesta de cumpleaños con todas sus amistades, y prepara algún show, donde sale bailando con sus amigas. Para Mi madre, Bertha Lydia López De Reyes, mi reconocimiento por tu alegría, amor y entusiasmo! Te quiero mamá.
Mi padre, El Ing. Leopoldo Reyes Vázquez, quien a pesar seguir cumpliendo años, cada vez es mas sencillo y humilde para aprender, te admiro por tus grandes virtudes papá. Te quiero!!
Y no quiero dejar de mencionar a mi amado esposo, el Dr. Guillermo Magallón Araiza, quien sin importar las situaciones, ni la edad, sigue siendo un maravilloso aprendiz, y a la vez maestro, no solo para mi, sino para quienes le buscan y deciden crecer. Te amo mi amor...amor de mi vida...
Y a ti querido lector(a) me encantará verte algún día caminando por la calle con la alegría de un niño pequeño aunque tu cabeza este llena de canas pero con tu rostro lleno de paz y gratitud por la vida. ¿Qué te vas a proponer comenzar a aprender?.
